Por Borja Vilaseca
El quinto paso para poder reinventarnos profesionalmente consiste en saber la dirección y el sentido trascendentes que le queremos dar a nuestra función profesional.
El quinto paso para reinventarnos profesionalmente consiste en poner nuestro talento al servicio nuestro propósito. Más allá de los motivos típicos que nos mueven a trabajar (dinero, poder, seguridad, comodidad o reconocimiento) hemos de conectar con una motivación intrínseca que nos permita concebir nuestra profesión de forma más vocacional. Para ello, hemos de redefinir nuestro concepto de éxito, así como los valores que queremos que guíen nuestras decisiones y acciones.
Y esto pasa por dedicarnos a algo que nos apasione. Que nos interese. Que nos motive. Que nos guste. Que nos divierta. Que nos cause satisfacción y dicha. Algo en lo que creamos. Que se nos dé bien hacer. Que sea útil. Que resuelva a alguien algún problema. Que atienda alguna necesidad real. Que mejore la calidad de vida de otras personas. Que tenga sentido. Que esté orientado al bien común.
En esta nueva era hemos de dedicarnos profesionalmente a algo que tenga que ver con nuestra inteligencia. Con nuestra creatividad. Que nos permita desarrollar nuestro potencial. Que nos posibilite expresar nuestro talento. Que nos haga aprender constantemente. Que nos permita crecer como personas. Que aporte un verdadero valor añadido. Que aporte un bien al mundo. Que cree riqueza para la sociedad. Que no pueda automatizarse ni robotizarse. Que no pueda externalizarse a un país emergente. Que no pueda hacer alguien de forma más barata. Algo que tenga que ver con nosotros, con nuestra esencia. Con la persona que verdaderamente somos. Y con nuestro auténtico propósito de vida.
Cabe señalar que durante la Era Industrial el mantra más pronunciado fue que «si hacemos lo que nos gusta nos moriremos de hambre». Lo cierto es que el eco de esta afirmación todavía resuena en nuestro subconsciente. Sin embargo, hoy en día sucede todo lo contrario. Si no nos dedicamos a una profesión que nos motive y apasione difícilmente seremos competitivos en un entorno laboral gobernado totalmente por la tecnología.
De ahí que sea fundamental que nos dediquemos profesionalmente a «eso» que llevamos dentro. Y que sepamos cómo convertirlo en algo valioso para otros. Y si todavía no lo hemos descubierto, ya sabemos cual es nuestro trabajo más importante: encontrarlo. O mejor dicho, crearlo. Y sobre todo, no nos conformemos. No nos resignemos. No nos engañemos. No dejemos que el miedo nos impida manifestarlo.
PARA QUÉ HACEMOS LO QUE HACEMOS
“Los dos días más importantes de tu vida son el día en que naces y el día en que descubres para qué.”
(Marc Twain)
No importa la edad que tengamos. Nunca es demasiado tarde. No lo veamos como una opción, sino como una necesidad para sobrevivir y prosperar. Empecemos hoy mismo. Demos el primer paso. No estamos solos. No somos los únicos. En este preciso instante -mientras lees estas líneas-hay millones de personas en todo el mundo que están reinventándose y alineándose con su propósito.
Si bien el talento es un don con el que podemos aportar valor añadido, el propósito es el sentido, la dirección y la finalidad trascendente que le damos a nuestra función profesional. Por ejemplo, alguien que tenga la habilidad de liderar, organizar y gestionar puede poner estas facultades al servicio de diferentes propósitos, como la creación de fármacos, la venta de coches o la revolución del sistema educativo. Si bien el talento tiene que ver con qué hacemos, el propósito señala el para qué lo hacemos.
Lo cierto es que podemos hacer cualquier cosa que nos propongamos, siempre y cuando hayamos nacido para ello. Y es que no es una cuestión de voluntad ni de perseverancia, sino más bien de escuchar y seguir a nuestra voz interior. Principalmente porque no elegimos lo que nos apasiona, sino que más bien nos elige a nosotros en función de la esencia que trajimos con nosotros al nacer. ¿A qué nos dedicaríamos profesionalmente si no tuviéramos que ganar dinero? Saber la respuesta a esta pregunta no tiene precio.
Este descubrimiento suele venir primero de la mano de un hobby, el cual convertimos en una labor de voluntariado y finalmente en un trabajo vocacional remunerado. Es esencial que primero creamos en nosotros mismos, para luego crear a través nuestro algo valioso que aporte valor y que esté alineado con nuestros valores. Actuando de este modo estaremos sembrando abundancia y prosperidad en nuestra vida, tanto a nivel espiritual como económico.
Si quieres saber cuáles son el resto de pasos, para reinventarte profesionalemente, lee los siguientes artículos:
Primer paso: “Asume que eres 100% co-creador de tu vida”.
Segundo paso: “Emancípate emocionalmente de tu entorno”.
Tercer paso: “Vence el miedo a salir de tu zona de comodidad”.
Cuarto paso: “Conócete y sé fiel a ti mismo”.
Sexto paso: “Invierte en tu educación financiera”.
Séptimo paso: “Adopta una actitud emprendedora”.
Octavo paso: “La importancia de crear tu marca personal”.
Noveno paso: “Cómo crear tu marca personal”.
Este artículo corresponde a un capítulo del libro “Qué harías si no tuvieras miedo”.