Los 6 principales resultados insatisfactorios del Eneatipo 1 – Eneagrama

Los «resultados insatisfactorios» son las emociones más habituales que experimentamos en nuestro interior como consecuencia de vivir tiranizados psicológicamente por los defectos inconscientes, los mecanismos de defensa y las reacciones automáticas del ego. El Eneagrama también las denomina «pasiones», cuya etimología procede del latín «patior», que quiere decir «sufrir» o «padecer». Y tienden a manifestarse con tal fuerza e intensidad que en muchas ocasiones nos arrastran a sentimientos y estados de ánimo muy difíciles de gestionar.

En el caso del eneatipo 1, estos son los 6 principales resultados insatisfactorios:

Amargura. Al no valorar nunca lo que tiene y centrarse siempre en lo que le falta, tarde o temprano se instala en su corazón un sentimiento crónico de amargura. Es entonces cuando ⎯calcinado por la ira y la frustración⎯ todo le parece mal, todo le irrita y todo le molesta, sufriendo el síndrome del quemado o burn out.

Enfado. Tiende a estar enfadado consigo mismo, con los demás o con el mundo. Y en muchas ocasiones ya no sabe ni siquiera por qué. Con el tiempo, este enfado subyacente provoca que se convierta en un gruñón y en un cascarrabias que siempre está quejándose y de malhumor. Suele vivir con el ceño fruncido.

Frustración. Dado que nada ni nadie cumplen nunca con el ideal de perfección que ha dibujado inconscientemente en su mente, suele indignarse por no materializar sus elevadas expectativas. Al pretender que todo sea como él quiere que sea malvive en un estado de permanente frustración y decepción.

Ira. Dado que considera que la ira es imperfecta, tiende a reprimirla y esconderla para que no se le note. Sin embargo ⎯cuando los acontecimientos le superan⎯ en ocasiones acaba estallando, montando en cólera y mostrando su lado más iracundo. Cegado por la ira puede llegar a decir auténticas barbaridades.

Resentimiento. Al subordinar el placer ante el deber reprime sus deseos para cumplir con las exigencias de su juez interno. Cree que no se merece disfrutar; solo se lo permite a modo de premio por culminar algún esfuerzo. Todo ello lo convierten en alguien resentido consigo mismo por exigirse con tanta severidad.

Tensión. Se presiona tanto a sí mismo que suele estar tenso. Lo cierto es que le cuesta muchísimo estar tranquilo. Y es incapaz de relajarse. Más que nada porque siempre hay algo que cambiar, reformar o mejorar. A menudo somatiza toda esta presión autoinflingida en forma de migrañas, bruxismo o dolor de espalda.

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