Por Borja Vilaseca
El sistema educativo va a experimentar una auténtica revolución pedagógica durante el siglo XXI, dando lugar a la “educación consciente”, dando total protagonismo a los alumnos.
La educación consciente es aquella que le pone consciencia a la educación. En primer lugar, cuestiona el viejo paradigma educativo. Es decir, la forma vieja, convencional, tradicional y establecida de “educar” a las nuevas generaciones, la cual ha quedado obsoleta y está fundamentada en la ignorancia y la inconsciencia.
No en vano, lo que se viene llamando “educar” en realidad es “condicionar”, “adoctrinar”, “programar” y, en definitiva, “civilizar”, lo cual consiste en imponer una forma de entender la vida e inculcar una manera de comportarse basada en una moral subjetiva. De este modo, la mal llamada “educación” mata la creatividad, castra la autoestima y mutila la confianza de los niños, fomentando la esclavitud mental, el pensamiento único, el borreguismo social y la estandarización de la sociedad.
En segundo lugar, la educación consciente reflexiona y piensa “fuera de la caja”, impulsando un nuevo paradigma educativo, redefiniendo completamente el verbo “educar”. Mientras el condicionamiento nos limita y esclaviza, la auténtica educación tiene como finalidad liberarnos y empoderarnos. En vez de proyectar sobre los alumnos nuestra manera limitada de ver el mundo, la educación consciente consiste en acompañarles para que ellos mismos descubran su propia forma de mirarlo, comprenderlo y disfrutarlo.
En tercer y último lugar, la educación consciente concibe a los niños como lo que verdaderamente son: semillas. Y emplea una pedagogía que seinspira en la psicología de lo innato. Es decir, en permitir que florezca de forma natural lo que cada ser humano trae consigo al nacer.
A su vez, parte de la premisa de que cada alumno es único, diferente, especial y singular, gozando de una inteligencia y creatividad propias e irrepetibles. Por tanto, el proceso pedagógico ha de ser totalmente personalizado, adaptándose a las necesidades y motivaciones de cada niño en las diferentes etapas de su desarrollo corporal, mental y espiritual.
LOS PILARES DE LA EDUCACIÓN CONSCIENTE
“Educar no consiste en llenar un vaso vacío, sino en encender un fuego latente.”
(Lao Tsé)
Una escuela consciente es aquella en la que de verdad se imparte la educación consciente. Principalmente porque todos los miembros que forman parte del proyecto educativo (desde los fundadores de la escuela hasta los profesores) son personas conscientes que han pasado por un proceso de crisis, autoconocimiento, desprogramación, despertar y transformación. Y más importante aún, que encarnan lo que predican, inspirando a los alumnos y a los padres a través de su propio ejemplo.
A su vez, una escuela consciente no pierde el tiempo reformando lo viejo, sino que promueve una auténtica revolución educativa, impulsando y creando una nueva forma de concebir los centros educativos, basada en la consciencia y la sabiduría. Si bien a lo largo del siglo XXI están surgiendo y van a surgir muchas nuevas escuelas conscientes –cada una con su particular programa pedagógico–, todas ellas comparten un mismo denominador común, compuesto por una serie de características. En resumidas cuentas, una verdadera escuela consciente…
- No civiliza, condiciona, adoctrina ni programa (de fuera hacia adentro) a los niños para pensar y comportarse de ninguna manera.
- Acompaña a los niños para que se desarrollen de forma orgánica, respetando su propio proceso natural de crecimiento.
- Posibilita que los niños puedan extraer (de dentro hacia fuera) todo el potencial innato que trajeron consigo al nacer.
- Concibe a los niños como lo que verdaderamente son: una semilla única, diferente y especial, la cual contiene una inteligencia única, diferente y especial.
- Parte de la premisa de que a una semilla no se le ha de enseñar nada. Su labor se centra en crear y facilitar las condiciones necesarias para que ésta florezca de forma natural a su debido tiempo.
- Promueve un proceso pedagógico completamente personalizado, empatizando con los intereses, las necesidades, las capacidades y las motivaciones de cada niño.
- Posibilita que los niños se junten y agrupen con otros de diferentes edades, de manera que aprendan unos de otros.
- Se adapta en todo momento a las necesidades y las motivaciones particulares de cada niño durante su propio proceso evolutivo.
- Tiene la finalidad de que los niños descubran por sí mismos quienes verdaderamente son y cuál es su auténtico propósito de vida.
- Potencia al máximo todas las capacidades, habilidades, fortalezas, facultades y talentos innatos de los niños.
- No prepara a los niños para superar la prueba de la selectividad, sino que los acompaña para disfrutar plenamente de la vida; a los 16 años, si el alumno así lo decide, podrá recibir una formación preparatoria para superar dicha prueba.
- Acompaña a los niños a aprender a aprender, de manera que puedan abrirse al cambio y la evolución permanentes e inherentes a la vida.
- No emplea exámenes ni notas para evaluar cuantitativamente a los niños, sino que utiliza métodos de evaluación cualitativos, sensatos y amables para verificar hasta qué punto la escuela está sirviendo y siendo de provecho para los niños.
- No pone deberes obligatorios a los niños, sino que los trabajos que los alumnos hacen fuera de la escuela son por iniciativa propia, motivados intrínsecamente por su deseo de aprender.
EL ALUMNO ES EL VERDADERO PROTAGONISTA
“A los alumnos se les ha de enseñar a pensar, no qué pensar.”
(Margaret Mead)
- No impone una forma limitada de entender la vida, sino que permite que cada niño descubra su propia manera de concebir la realidad y todo lo que en ella acontece.
- Promueve la libertad de pensamiento en los niños, de manera que aprendan a desarrollar un espíritu crítico y escéptico para que no se crean nada, empezando por la información que reciben en la escuela.
- Posibilita que los niños aprendan a pensar por sí mismos, aprendiendo, a su vez, a resolver sus propios problemas en las diferentes áreas y dimensiones de su vida.
- Acompaña el desarrollo de la creatividad innata de los niños, de manera que sepan hacer de su vida una auténtica obra de arte.
- Está inspirada en la mayéutica de Sócrates: la verdad está en el interior de cada niño, quien aprende a encontrar las respuestas que busca dentro de sí mismo; ellos son los verdaderos protagonistas de la educación.
- Considera que el hemisferio izquierdo y el derecho son igual de válidos e importantes.
- Tiene en cuenta los últimos avances de la ciencia occidental (liderados por la Psicología Transpersonal y la Física Cuántica) así como las ancestrales filosofías orientales, como el Budismo, el Taoísmo y el Zen; eso sí, en todo momento, concibe la dimensión espiritual de forma totalmente laica sin adscribirse a ninguna institución religiosa.
- Acompaña a los niños para que gocen de una sana autoestima, aprendiendo a amarse incondicionalmente a sí mismos y, por añadidura, sepan amar incondicionalmente a los demás.
- Crea las condiciones para que los niños confíen en sí mismos, de manera que sepan tomar sus propias decisiones y se atrevan a decidir cual es su propio camino en la vida.
- Acompaña a los niños a cultivar el equilibrio, la serenidad y la paz interior, de manera que sepan afrontar los desafíos y adversidades de la vida con una actitud estoica.
- Es dinámica y se adapta continuamente a las necesidades de los niños, entendiendo que ellos son los verdaderos protagonistas de su propio aprendizaje.
- Comprende que aprender es algo que no puede imponerse ni ser obligatorio, sino que surge de forma libre y voluntaria, respondiendo a intereses, necesidades y motivaciones intrínsecas.
- Está comprometida con que los espacios educativos sean armónicos, tranquilos y relajados.
- Tiene muy claro que lo más importante de todo es que los niños aprendan a ser felices por sí mismos, aprendiendo a vivir de forma consciente en conexión con su verdadero ser.
- Fomenta un proceso de autoconocimiento (relación con uno mismo), de desarrollo espiritual (relación con los demás y con la vida) y de empoderamiento profesional (relación con el mercado laboral y el sistema económico).
- Promueve la alimentación consciente para que los niños gocen de salud y energía vital para aprovechar, aprender y disfrutar al máximo de su paso por la escuela.
- Fomenta la libertad de pensamiento y la responsabilidad personal, de manera que los niños sepan hacerse cargo de sí mismos en todas las dimensiones de su vida al llegar a la edad adulta.
- Periódicamente pide feedback a alumnos, padres, madres y docentes para ir innovando, perfeccionando y mejorando dicho proceso pedagógico.
- Y en definitiva, la educación consciente promueve la inteligencia existencial, la cual permite que los alumnos cultiven y desarrollen el máximo potencial de las diez principales dimensiones que componen su existencia: corporal, emocional, espiritual, artística, comunicativa, social emprendedora, financiera, tecnológica y ecológica.
Estos son los pilares sobre los que estamos construyendo la escuela consciente Terra, la cual está totalmente comprometida con promover un nuevo paradigma educativo.
Si estás interesado en saber más acerca de nuestra propuesta pedagógica lee este artículo: “Las 10 dimensiones de la educación consciente”