Cómo es la crisis existencial de los 9 eneatipos – Eneagrama
Al vivir identificados con el ego ⎯y movidos por el descentramiento⎯, tarde o temprano llegamos a una saturación de sufrimiento que nos lleva a tocar fondo. Los místicos llaman a este acontecimiento «la noche oscura del alma». De pronto algo dentro nos hace clic, llevándonos a mirarnos en el espejo, saltar al vacío, adentrarnos a lo nuevo y lo desconocido, emprender una travesía por el desierto e iniciar nuestra propia búsqueda de la verdad. Y en definitiva, a emprender el viaje de autoconocimiento para confrontar nuestra ignorancia e inconsciencia. Y es precisamente en ese instante en el que el Eneagrama suele aparecer en nuestras vidas.
Sin embargo no todo el mundo que se sumerge en una «crisis existencial» la aprovecha para transformarse. En algunos casos, el dolor y el miedo que sienten algunas personas es tan grande que siguen resistiéndose al cambio, perpetuándose en un estado de incomodidad cómoda marcado por el autoengaño, el victimismo y el afán de culpa. Es entonces cuando algunos optan por automedicarse y ⎯en casos extremos⎯ incluso suicidarse.
Según el Eneagrama y movido por su herida de nacimiento cada eneatipo experimenta su propia crisis existencial:
Crisis existencial del Eneatipo 1
Llega un momento en el que la esclavitud egoica le hace sentirse profundamente imperfecto, inferior e insatisfecho. Es entonces cuando su nivel de autoexigencia y automaltrato alcanza cotas de oscuridad desorbitadas. Abrasado por la ira, el resentimiento y la amargura está convencido de que todas las personas son «corruptas, inútiles y mediocres». Que el mundo es un «gran estercolero». Y que en definitiva todo es «imperfecto». Está tan enfadado consigo mismo y con la vida que todo lo que sucede le agrede y le perturba. En el caso de tocar fondo y despertar, finalmente se da cuenta de que lo único erróneo es su forma distorsionada de mirar y de interpretar la realidad. Esencialmente porque ⎯cegado por el ego⎯ está proyectando inconscientemente su sensación de imperfección sobre los demás y sobre la sociedad.
Crisis existencial del Eneatipo 2
Llega un momento en el que la esclavitud egoica le hace sentirse profundamente abandonado, indefenso e inferior. Es entonces cuando su nivel de orgullo y codependencia alcanza cotas de oscuridad desorbitadas. Destruido por el apego, la tristeza y la soledad está convencido de que todas las personas son «egoístas, van a la suya y no se merecen nada». Que el mundo es un lugar «solitario y desamparado». Y que en definitiva «no existe el amor». Al sentir que no puede contar con nadie se siente muy triste y solo. En el caso de tocar fondo y despertar, finalmente se da cuenta de que no sufre por las relaciones que cree que ha perdido, sino por haberse perdido a sí mismo en los demás. Esencialmente porque ⎯cegado por el ego⎯ se ha olvidado de atender sus necesidades y de cultivar el amor propio.
Crisis existencial del Eneatipo 3
Llega un momento en el que la esclavitud egoica le hace sentirse profundamente desvalorizado, negado e inseguro. Es entonces cuando su nivel de ambición y falsedad alcanza cotas de oscuridad desorbitadas. Aniquilado por la vergüenza, la infravaloración y la vanidad está convencido de que todas las personas son «despreciables, hipócritas e interesadas». Que el mundo es un lugar «mercantil y competitivo». Y que en definitiva «nada tiene valor». Siente que ha ido subiendo escalón tras escalón por la escalera que creía que le iba a conducir al éxito y la felicidad. Pero al llegar a la cima se siente vacío y fracasado. En el caso de tocar fondo y despertar, finalmente se da cuenta de que ha colocado la escalera en la pared equivocada. Esencialmente porque ⎯cegado por el ego⎯ no ha sido fiel a sus valores ni ha priorizado lo que de verdad le importa.
Crisis existencial del Eneatipo 4
Llega un momento en el que la esclavitud egoica le hace sentirse profundamente inferior, imperfecto y abandonado. Es entonces cuando su nivel de egocentrismo, y desdicha alcanza cotas de oscuridad desorbitadas. Abrasado por la envidia, el rechazo y la melancolía está convencido de que todas las personas son «fotocopias, banales y vulgares». Que el mundo es un lugar «superficial y estandarizado». Y que en definitiva «nada es original». De tanto interesarse por sí mismo termina atrapado en el sótano de su alma, empantanado en un lodazal de emociones, sentimientos y estados de ánimo muy sombríos y angustiosos. En el caso de tocar fondo y despertar, finalmente se da cuenta de que se ha perdido en su interior. Esencialmente porque su proceso de autoconocimiento ha estado totalmente orquestado por el ego.
Crisis existencial del Eneatipo 5
Llega un momento en el que la esclavitud egoica le hace sentirse profundamente incapaz, vacío e indefenso. Es entonces cuando su nivel de frialdad y avaricia alcanza cotas de oscuridad desorbitadas. Destruido por la híperracionalidad, el aislamiento y la indiferencia está convencido de que todas las personas son «ineptas, incultas e ignorantes». Que el mundo es un lugar «primitivo y peligroso». Y que en definitiva «escasea la inteligencia». De tanto aislarse emocionalmente de los demás y de ensimismarse en sus pensamientos abstractos, ha perdido todo contacto con el mundo real. En el caso de tocar fondo y despertar, finalmente se da cuenta de que se ha convertido en un prisionero de su cárcel mental. Esencialmente porque al darle tanta importancia a su cabeza se ha desconectado por completo de su corazón.
Crisis existencial del Eneatipo 6
Llega un momento en el que la esclavitud egoica le hace sentirse profundamente inseguro, menospreciado y negado. Es entonces cuando su nivel de ansiedad y paranoia alcanza cotas de oscuridad desorbitadas. Aniquilado por el miedo, la indecisión y la cobardía está convencido de que todas las personas le van a «traicionar». Que el mundo es un lugar «peligroso y amenazador». Y que en definitiva «no puede confiar en nada ni en nadie». De tanto creerse los pensamientos contradictorios que brotan por su mente sin cesar, ha entregado su libertad y su responsabilidad a terceros para evitar hacerse cargo de su vida. En el caso de tocar fondo y despertar, finalmente se da cuenta de que no puede seguir delegando su toma de decisiones en referentes ni guías externos. Esencialmente porque nadie sabe mejor que él qué hacer con su propia vida.
Crisis existencial del Eneatipo 7
Llega un momento en el que la esclavitud egoica le hace sentirse profundamente vacío, imperfecto e incapaz. Es entonces cuando su nivel de insatisfacción e insaciabilidad alcanza cotas de oscuridad desorbitadas. Aniquilado por el aburrimiento, la impaciencia y el estrés está convencido de que todas las personas «son demasiado adultas, serias y aburridas». Que el mundo es un lugar que no satisface sus deseos y esperanzas de «diversión constante y gratificación inmediata». Y que en definitiva «el vacío que siente no se llena con nada». De tanto huir de su malestar se vuelve un yonqui de cualquier parche que lo anestesie temporalmente de su dolor. En el caso de tocar fondo y despertar, finalmente se da cuenta de que se ha conformado con sucedáneos artificiales de felicidad. Esencialmente porque la dicha que anhela no se encuentra fuera, sino dentro.
Crisis existencial del Eneatipo 8
Llega un momento en el que la esclavitud egoica le hace sentirse profundamente vulnerable, incapaz y abandonado. Es entonces cuando su nivel de control y tiranía alcanza cotas de oscuridad desorbitadas. Destruido por la culpa, la rabia y la agresividad está convencido de que todas las personas son «enemigos en potencia». Que el mundo es «una jungla llena de depredadores». Y que en definitiva la vida es «injusta y hostil». Está tan convencido de que los demás le van a hacer daño que está constantemente luchando y entrando en conflicto con quien le rodea. En el caso de tocar fondo y despertar, finalmente se da cuenta de que nadie tiene el poder de herirle emocionalmente sin su consentimiento. Esencialmente porque la causa de su sufrimiento no es lo que pasa, sino su reacción egoica frente a lo que sucede.
Crisis existencial del Eneatipo 9
Llega un momento en el que la esclavitud egoica le hace sentirse profundamente negado, inseguro y menospreciado. Es entonces cuando su nivel de inconsciencia y autoabandono alcanza cotas de oscuridad desorbitadas. Abrasado por la pereza, la apatía y la resignación está convencido de que todas las personas tienden «a aplastarle y a pisotearle». Que el mundo es un lugar donde no puede «manifestarse ni autoafirmarse». Y que en definitiva la vida es «irrelevante». Está tan convencido de su insignificancia que se siente que no sirve ni vale para nada. En el caso de tocar fondo y despertar, finalmente se da cuenta de que él también importa por el simple hecho de haber nacido y estar vivo. Y que dentro de sí mismo alberga mucho tesoros que compartir y muchos dones que aportar a los demás y a la sociedad.