Por Borja Vilaseca

Hoy en día, la abstención política es la única opción verdaderamente revolucionaria. No votar es un acto de desobediencia civil. Y el primer paso para fomentar un cambio de paradigma político.

Aprovecho que el domingo hay elecciones en Cataluña para explicar brevemente por qué hace muchos años que ya no voto. Y por qué me avergüenzo profundamente de haberlo hecho en el pasado. En primer lugar, no voto porque en España no hay democracia. Tan solo la ilusión de que somos un país democrático, que no es lo mismo.

¿De verdad el pueblo ejerce el poder a través de sus supuestos representantes políticos? No. Ni mucho menos. Lo que en realidad tenemos en una “partidocracia”. Es decir, un Estado controlado por los altos dirigentes de los partidos políticos, quienes a su vez representan los intereses de las oligarquías (corporaciones, bancos y otros lobbies internacionales) que mueven los hilos desde la sombra. Y no es ninguna teoría de la conspiración. Es un hecho.

En este sentido, ni siquiera los propios diputados de cualquier partido político gozan de libertad para ejercer su propio voto en el parlamento. Todos ellos son designados a dedo por sus superiores. Y por tanto están obligados a obedecerles sumisamente. Se le llama “disciplina de partido”. En caso de no cumplirla, al político en cuestión le rebajan su estatus dentro del partido, llegando incluso a echarlo del mismo.

De este modo, todos los miembros de un partido entran en competición entre ellos por ver quién medra y sube antes a la cima. Pura lucha por el poder para hacerse con el Poder. En otras palabras, politiqueo dentro del propio partido. Esta forma de proceder no está al servicio del bien común de la sociedad, sino de los partidos políticos, que crean artificialmente división y separación entre el pueblo para sus propios fines partidistas. Nos dividen para vencernos. Y como resultado perdemos todos. Y no cada cuatro años: de forma permanente.

CORRUPCIÓN ESTABLECIDA
“El sistema no puede combatir la corrupción porque es el propio sistema el que se ha corrompido.”
(Oliver Stone)

No voto porque el sistema político está completamente podrido. Es un reflejo de la ignorancia y la inconsciencia del ego humano. Y no quiero formar parte de él legitimándolo con mi voto. La corrupción es inherente a cualquier institución pública. Además, el dinero que nos roban a los contribuyentes cada año a través de los impuestos se malversa, despilfarra y se emplea para cuestiones sobre las cuales ninguno de nosotros tenemos ningún poder ni control al respecto.

A su vez, la gestión que los políticos hacen de las arcas públicas es tan pésima que cada año aumenta la deuda que España ha contraído con los bancos centrales. Ningún político habla de ello pero el Estado está al borde de la bancarrota. Debemos mucho más de lo que producimos. De ahí que próximamente volverán a subirnos los impuestos. Es para denunciarlo a la policía. Ah, no, que estos son los ciudadanos que han domesticado para evitar que el resto nos sublevemos.

No voto porque vivimos en un Estado totalitario y coercitivo en el que no hay separación de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial), propiciando que las élites políticas gocen de un poder absoluto, el cual manejan como auténticos tiranos. En el nombre de la solidaridad y del estado del bienestar, los “gobernantes” están expoliando al pueblo con una presión fiscal que supera cualquier límite razonable.

Cada año invierten más recursos para esquilmar a las rentas más altas, provocando la fuga de riqueza y de talento de nuestro país. Y mientras, los analfabetos tertulianos de televisión se dedican a linchar públicamente a quienes se niegan a pasar por el aro, tachándolos de “antipatriotas”. Y no es para menos. La finalidad de los medios de comunicación masivos no es informar, sino manipular a la población para cumplir con la agenda del poder dominante. Parece increíble, pero la distopía orwelliana plasmada en su obra ‘1984’ se ha hecho realidad.

DESOBEDIENCIA CIVIL
“De lo que se trata no es de cambiar de pastor, sino dejar de ser ovejas.”
(Estanislao Zulueta)

En este sentido, considero que la abstención es la única opción revolucionaria. Hoy en día lo veo como un acto de desobediencia civil. Es una forma elegante, pacífica y respetuosa de decirle a nuestros “gobernantes” que se vayan a tomar por el culo. Votar en blanco implica reconocer y validar que estamos conformes con el proceso electoral y la partidocracia actual. Sin embargo, este país no necesita un voto útil, sino una reforma integral de los cimientos del corrupto sistema político. Hasta que no cambien de verdad las leyes que rigen este juego de poder, la ilusión de la democracia seguirá consistiendo en elegir entre mismos perros con diferentes collares. Manda huevos llamar a esto “soberanía popular”. Es un insulto para la inteligencia.

Sé que soy muy ingenuo y utópico, pero sería maravilloso que nadie votara. La abstención mayoritaria es sin duda el mayor temor de los políticos. Todo el año están de campaña para hacernos creer que los necesitamos. Que su función consiste en resolver nuestros problemas laborales y económicos… ¡Cuánto cinismo e hipocresía! El único puesto de trabajo que un político ha creado en toda su vida es para el inútil de su cuñado. Lo que en realidad persiguen todos los políticos –defiendan la ideología que defiendan– es consolidar un “Estado clientelar”. Es decir, mantener a la población sumida en la pobreza, de manera que dependan de los subsidios y las ayudas que les proporciona el Gobierno. Así es como los partidos se perpetúan en el poder.

En fin, pronto sus mentiras les estallarán en la cara, pues la estafa piramidal de las pensiones tiene los días contados. No hay dinero para seguir tapando tantos trapicheos y tanta ineficiencia. Este país está al borde de la quiebra económica. Y cuando el castillo de naipes se desmorone –que lo hará–, el pueblo dormido por fin despertará, dándose cuenta del engaño al que han estado sometidos.

Cuando eso suceda, muchos individuos saldrán a la calle para canalizar su impotencia y frustración, haciendo lo único que saben hacer: quejarse, manifestarse y protestar. Algunos de ellos crearán altercados y disturbios violentos, sin ser conscientes de que durante todo este tiempo han tenido a los políticos que se merecen. No en vano, son sus representantes. Ellos mismos les han votado. Y como tales, son un fiel reflejo del nivel de inconsciencia de la gran mayoría de ciudadanos, completamente perdidos y desempoderados.

LIBERTAD DE PENSAMIENTO
“Cuando los gobiernos temen a la gente hay libertad. Cuando la gente teme al gobierno hay tiranía.”
(Thomas Jefferson)

El gran problema de esta sociedad es el borreguismo imperante y la falta absoluta de libertad de pensamiento. Ambos se deben al sistema educativo industrial, cuyo currículo lo diseña el propio Estado. Sin comentarios. Lo que al poder le interesa es un pueblo dócil y sumiso –que tenga pan y circo– y que no cuestione jamás el orden social establecido. La finalidad del sistema político actual no es servir a los ciudadanos, sino mantener un régimen de control y esclavitud sobre quienes eufemísticamente dice representar.

No voto porque este sistema me parece una farsa llena de farsantes y hace mucho tiempo que dejé de mirar al escenario. No espero nada del Estado. Ni tampoco de los políticos. Si bien a día de hoy les dejo que sigan robando mi dinero, por lo menos ya no les regalo mi integridad. Y no os preocupéis, que sé que al no votar no me puedo quejar… Qué horrible forma de pensar.

La verdad es no tengo tiempo para quejarme. Es sin duda el privilegio de los ociosos. En cuanto el proyecto de escuela consciente Terra empiece a caminar, la comunidad educativa Kuestiona empiece a correr y el movimiento ciudadano La Akademia empiece a volar, uno de mis próximos proyectos consiste en liderar la creación de un think tank de política consciente. El objeto es aglutinar a un grupo de librepensadores con los que inspirar un cambio de paradigma político. Es una simple cuestión de tiempo. La luz siempre termina venciendo a la oscuridad. Paciencia revolucionaria.

Si has seguido leyendo hasta aquí, te animo de corazón que te liberes de las cadenas mentales que te impiden pensar por ti mismo. Deja de creer en el sistema. Deja de ver las noticias. Deja de esperar pescado. Deja de votar… Empieza a creer en ti. Sé autosuficiente. Aprende a pescar. Y pon tu vida al servicio del resto de ciudadanos. Ojalá algún día seas libre del sistema dentro del sistema, siendo completamente ajeno a él. Son tiempos revolucionarios. Y te aseguro que el mundo necesita más personas como tú. ¿Qué piensas hacer para cambiar aquello de lo que te quejas?