Las ocho principales prácticas transformadoras del Eneatipo 5 – Eneagrama
Las «prácticas transformadoras» son el conjunto de insights y experiencias relacionadas con el cuerpo, la mente y el espíritu que más contribuyen al desarrollo de la consciencia y la reconexión con el ser esencial. Todas ellas están orientadas a dejar de alimentar y reforzar el ego, de manera que el yo con el que estamos tan identificados se vaya debilitando hasta que finalmente muera de inanición. Esta es la razón por la que al principio sintamos cierta aversión y resistencia llevarlas a cabo.
Prácticas transformadoras para el Eneatipo 5
Salir de la mente. Uno de los grandes errores que comete es darle demasiado valor a su proceso mental e intelectual. Esencialmente porque no lo tiene. Por más elaborados que sean sus pensamientos, son solo pensamientos. No son reales. Y dado que son pura ficción, su existencia transcurre encerrado en un mundo ilusorio forjado a base de entelequias. Es decir, algo imaginario que considera verdadero. Además, debido a su híperracionalismo tiende a concluir que nada tiene sentido, volviéndose un nihilista. En la medida en que aprende a pensar menos ⎯saliendo por momentos de su mente⎯, comienza a vivir y a sentir más, reconectando con su dimensión mística y espiritual. Solo entonces se da cuenta de que lo esencial de la vida no puede ser comprendido a través de conceptos.
Conectar con el cuerpo. Es fundamental que redescubra a ese compañero de viaje tan olvidado: su propio cuerpo. Y es que gran parte de la sangre que corre por sus venas tiende a estar concentrada de cuello para arriba. Para revertir esta situación ha de aprender a ejercitar la consciencia corporal, cultivando el hábito de poner el foco de atención en las diferentes partes que componen su estructura física, desde la coronilla hasta la punta de los pies. Y es que solamente tiende a sentir su cuerpo cuando le duele alguna zona en concreto. De ahí que sea muy recomendable que practique ejercicio con regularidad. A poder ser un ratito cada día, siendo consciente de cómo dicha actividad física le conecta consigo mismo y le aporta energía vital. Y mucho mejor si lo hace en grupo.
Sentir las emociones. Su mayor aprendizaje pasa por emprender el viaje más corto de su vida, bajando de la cabeza hasta el corazón. Solo así podrá hacer lo que más miedo le da: sentir. Lo cierto es que le tiene pánico a los sentimientos. Esencialmente porque le impiden actuar desde la lógica y la razón. En vez de hacer todo lo posible para bloquearlos e inhibirlos, ha atreverse a acogerlos con valentía. Para lograrlo ha de permitirse sentir sus emociones cada vez que estas vengan a visitarlo. Y en la medida en que aprenda a gestionarlas con sabiduría, poco a poco irá entendiendo la información que cada una de ellas le da acerca de cómo se siente consigo mismo. Y como consecuencia mejorará su competencia emocional, mejorando ⎯a su vez⎯ su capacidad de relacionarse con los demás.
Expresar sentimientos. Una de las creencias más limitantes que ha de cuestionarse es pensar que no puede compartir sentimientos, pues cree que los pocos que tiene ⎯si los expresa⎯ los perderá. También considera que lo que siente es algo muy íntimo y privado que no debe revelar a nadie, ni siquiera a sus amigos y familiares más cercanos. Y que en caso de hacerlo las palabras no alcanzan a captar lo que pretende expresar. De ahí que piense que lo mejor sea no decir nada, guardándose esas emociones para sí mismo. Sin embargo estas conjeturas son otra forma de autoengaño para evitar ponerse en situaciones de vulnerabilidad. Su sanación pasa por abrir su caja fuerte emocional, diciendo más a menudo lo que siente hasta que se convierta en algo tan natural como respirar.
Dar abrazos. Al vivir tan desconectado de su cuerpo y de su corazón, tiende a poner barreras a las pocas personas con las que se relaciona. Rehúsa el contacto físico todo lo que puede. Y se siente muy incómodo cuando alguien se le acerca demasiado. E incluso se siente físicamente molesto y agobiado cuando le saludan con un apretón de manos o dos besos en la mejilla. Lo cierto es que está encantado con las relaciones online que mantiene a través de una pantalla… Algo que contribuye mucho a su transformación es permitirse tocar y ser tocado por sus seres queridos. Y para ello puede empezar dando abrazos de forma consciente. Sin palmaditas. En silencio. A poder ser un poco más largos. Sintiéndolos. Disfrutándolos. Conectando de verdad con quien está abrazando.
Pasar a la acción. Otro temor que ha de superar es atreverse a pasar a la acción, llevando la teoría a la práctica. Paradójicamente, llega un punto en que el conocimiento se convierte en un obstáculo en el camino hacia la sabiduría. Si por ejemplo quiere aprender a bailar, en vez de leer unos cuantos libros sobre el tema es fundamental que vaya a una pista de baile y simplemente… ¡baile! Vivir este tipo de experiencias no solo lo sacan de su zona de confort intelectual ⎯la acumulación de información⎯, sino que lo adentran en un lugar totalmente nuevo, desconocido e incierto. El reto es que aprenda a sentirse cómodo sintiendo incomodidad hasta que entienda que este tipo de sensaciones tan desagradables forman parte de cualquier proceso de verdadero aprendizaje.
Saber relacionarse. Su miedo al apego lo lleva a protegerse, evitando vínculos afectivos de mutua dependencia. De ahí que tienda a llevar una vida demasiado solitaria y autosuficiente. Sin embargo la falta de interacción con otros seres humanos impide su crecimiento espiritual. Principalmente porque estos encuentros son una oportunidad para soltar el yo, dejando a un lado sus necesidades e inseguridades. Parte de su transformación pasa por saber relacionarse, aprendiendo a empatizar con la persona que tiene delante y conectando al nivel que la situación lo permita en cada momento. Un indicador de que lo ha conseguido es que se siente cómodo estando con gente, pudiendo conocer todo tipo de personas y hacer nuevos amigos.
Participar en la comunidad. Bajo la coraza de cínico se esconde una persona muy sensible que tiende a darle la espalda a sus semejantes, mostrándose fría e indiferente para evitar sufrir. Así, otra práctica que contribuye enormemente a su transformación es participar y comprometerse de alguna manera con la comunidad de la que forma parte, involucrándose en la vida de quiénes le importan. Para lograrlo ha de trascender su avaricia, cuestionando la creencia de que tiene muy poca energía y recursos que ofrecer. La ironía es que es precisamente su incapacidad para dar lo que le hace sentir pobre y escaso. Esencialmente porque ⎯a nivel emocional y espiritual⎯ lo que no da, se lo quita, mientras que lo que ofrece y entrega es lo único que verdaderamente conserva.