La motivación egocéntrica de los nueve eneatipos – Eneagrama

La «motivación egocéntrica» es el motor enfermizo que nos mueve a convertirnos en una versión idealizada de nosotros mismos, orientando nuestra existencia al propio interés. También es la fuerza oscura que hay detrás de todas nuestras actitudes y conductas inconscientes.

Su principal deseo es ser perfecto, sea lo que sea que signifique eso en su cabeza. A partir de ahí, se esfuerza y se exige todo lo humanamente posible para alcanzar dicho ideal de perfección. Pero nunca lo consigue, pues su juez interno no para de criticarlo, machacarlo y corregirlo para ser siempre un poco mejor de cómo es. Además de perfeccionarse a sí mismo, también quiere reformar a los demás y cambiar el mundo, chocando contra el duro muro de la realidad una y otra vez.

Su principal deseo es ser amado. Esta es la razón por la que estratégicamente vive por y para los demás, tratando de ser un buen samaritano que siempre ayuda a todos en todo. También se esfuerza por ser alguien importante e imprescindible en la vida de quienes le rodean, haciendo todo lo posible para crear relaciones de codependencia. Sin embargo nunca se siente del todo querido, pues no hay cariño capaz de llenar el vacío generado por su falta de amor propio.

Su principal deseo es alcanzar sus metas para ser valorado y admirado. Se toma la vida como una carrera, un concurso y una competición, compitiendo en secreto con quienes le rodean para ser uno de los ganadores. También está convencido de que será feliz cuando logre materializar sus ambiciones profesionales y económicas. De ahí que centre gran parte de su vida a trabajar y producir para ganar mucho dinero y adquirir un cierto estatus social y financiero.

Su principal deseo es encontrar eso que cree que le falta, siendo visto como alguien original que se sale del montón. Esta es la razón por la que bucea en sus profundidades, teniendo el foco de atención excesivamente puesto en su ombligo. La paradoja es que cuanto más busca más se pierde en el laberinto de sí mismo, ahogándose en un mar de emociones. Y de tanto mirarse deja de verse, llamando la atención a través del drama para que sean otros quienes lo miren y lo vean.

Su principal deseo es adquirir la comprensión necesaria para navegar por la realidad de forma inteligente. De ahí que investigue, estudie y analice todo tipo de conocimientos obtenidos a través de la lógica y la razón. Aspira a ser un experto en los campos y materias que más le interesan. Pero al llevar una existencia excesivamente conceptual termina siendo preso de su cárcel mental, cuyos barrotes ha construido a base de teorías jamás puestas en práctica.

Su principal deseo es llevar una existencia tranquila y segura, libre de riesgos, peligros e imprevistos de ningún tipo. Está empecinado con alcanzar la seguridad absoluta. De ahí que no pare de indagar por todas partes, cotejando las opciones y alternativas que mayor certidumbre puedan aportarle. Pero de tanto pensar, dudar y de cuestionarse las cosas, nunca termina de encontrar las certezas que busca. Y paradójicamente se siente todavía más inseguro.

Su principal deseo es evitar sentir dolor y sufrimiento. Y a poder ser sentirse alegre y feliz las 24 horas del día. Quiere probarlo todo, viviendo el máximo número de experiencias posibles. Desea una existencia donde solo haya lugar para lo agradable y lo positivo, evitando cualquier realidad que pueda desbaratar su mundo pintado de color de rosa. Sin embargo termina cosechando una felicidad de plástico ⎯completamente artificial⎯ que lo deja hueco.

Su principal deseo es ser poderoso. Movido por su instinto de supervivencia egoico hace todo lo necesario para alcanzar una posición destacada dentro de la jerarquía social en la que se desenvuelve. Tiende a mostrarse como alguien temido e intimidante con el que han de ir con mucho cuidado. Y no duda en pelear ferozmente por hacerse con el poder, de manera que pueda mandar y controlar a quienes le rodean.

Su principal deseo es sentirse en paz y conectado a los demás. Y para conseguirlo, se anula a sí mismo, amoldando su forma de pensar y de comportarse a las del grupo social del que forma parte. Y por miedo de caer en el ostracismo se conforma con llevar una existencia prefabricada, estandarizada y de segunda mano, dedicándose todo el día a llevar a cabo tareas triviales y rutinarias. Así es como evitar pensar sobre qué es lo que realmente quiere hacer con su vida